Revelación de Jesús, el Dios viviente

Camila
y yo, fuimos amigas desde el colegio, pero cuando nos graduamos nuestra amistad
se hizo más fuerte. Las dos soñábamos con muchas cosas similares, entre esas,
una familia y unos futuros hijos. Pasaron los años y fuimos cumpliendo cada uno
de nuestros sueños, nos casamos con nuestros novios, creamos emprendimientos de
moda (las dos somos diseñadoras) y luego vinieron los hijos. bueno, vinieron y
no llegaron. Aquí es donde comienza la historia que les quiero compartir.
Estando casada con su esposo,
soñaban con tener un hijo, pero ella sabía que sufría de una enfermedad en sus
ovarios, (en ese momento no sabía el grado ni lo avanzada que estaba), tenía
endometriosis y sabía que eso podría ser un obstáculo para cumplir ese sueño,
por eso, apenas se casaron en el año 2015 empezaron a buscar.
En junio de 2016 lograron
quedar en embarazo, pero al poco tiempo tuvieron una perdida, esto sería el
comienzo de una época muy dolorosa para ella. Después de varios exámenes
supieron que su enfermedad estaba más avanzada de lo que creían y tendrían que
hacer algunos procedimientos médicos antes de poder quedar en embarazo
nuevamente.
Pasaron los años, ese sueño crecía,
pero el temor también, lo que hacía que se sintieran frustrados, con miedo y a
veces sin esperanzas. En el año 2018 le encontraron un tumor en la matriz de
7cm de diámetro que debían retirar. Cuando la llevaron a la sala de espera
donde seria su cirugía, le hicieron firmar un documento en el que autorizaba
que retiraran su ovario derecho, ya que en los exámenes parecía que el tumor
estaba comprometiendo todo ese ovario. En ese mismo lugar estaban algunas mamás
que habían pasado por cesárea después de haber tenido a sus bebés, eso la hizo
sentirme aún más triste, y antes de su cirugía, estando en la camilla se le
salieron las lágrimas, sintiendo que no podría ser mamá.
Como amiga, podía ver cómo le dolía
en su corazón, era algo que no quería compartir con muchas personas, y no solo
la lastimaba a ella, sino que estaba afectando su matrimonio. La verdad no hablábamos
mucho del tema, sin embargo, ese anhelo en su corazón de ser madre nunca se
iba.
Luego de mucho tiempo en una
lucha interna y un sufrimiento en silencio, Cami decidió soltar, entregárselo a
Dios y empezar a compartir su lucha con más personas, un día en su Instagram
ella escribió algo como esto:
¨Este post va dedicado a
todas aquellas mujeres que han sufrido una pérdida en el embarazo, a todas
aquellas mujeres que padecen endometriosis y que, al igual que yo, se han
sentido impotentes, avergonzadas, confundidas, angustiadas y solas. Me tomo
mucho tiempo decidirme a escribir este post. Tardé 3 años, y finalmente decido
escribirlo porque sé, que al igual que yo, muchas mujeres, incluso mujeres muy
cercanas a mí, sienten o han sentido la frustración, la culpa y la confusión de
pasar por este proceso tan difícil. La endometriosis es una enfermedad dolorosa
que ataca a millones de mujeres cada año. Hace 3 años, por esta condición, sufrí
una pérdida en mi proceso de gestación. En este instante mi vida se partió en
dos. Fue un momento de mucha tristeza. Toda mi vida desde niña había soñado con
ser mamá. La ilusión de tener por fin a mi bebé me movió el alma y el corazón.
No cabía de la alegría al pensar en todo lo que venía para mí y mi familia.
Pero, esa ilusión pasó en un segundo, por el lado de mi puerta sin entrar. Se
esfumo de repente y se diluyó en el aire en menos de un suspiro. Una semana
después de haber oído al doctor diciendo: ¨ Felicidades mamá, van a ser papás¨
y enterarme que tenía 4 semanas de embarazo, llegó el silencio más grande y
largo que he sentido en toda mi vida. En el examen de confirmación de la
evolución del bebé nos dimos cuenta que la hormona de embarazo que debía
duplicarse cada dos días, había dejado de hacerlo y disminuyó drásticamente.
Entonces ahí lo supe. Con una hoja de papel en mis manos, sin que nadie me
dijera que estaba ocurriendo. Frente a la ventanilla de entrega de resultados
del laboratorio. En ese momento, solo podía escuchar el latir de mi corazón y
mi respiración. Sentí de repente las lágrimas que se derramaban por mi rostro. Con
pocas fuerzas llamé a mi esposo y le dije: cielo... el bebé dejó de crecer.
¿Qué le paso? Hubo un silencio profundo en mi corazón, colgué y empezó la época
más larga y dura de mi vida. Al comienzo me negaba a reconocerlo. Me aleje de
mi esposo, me aleje de todo el mundo, solo quería estar apartada. Me sentí
sola, Sentí que nadie me entendía, en mis sueños veía dibujada la sonrisa de mi
mamá alzando a mi bebé y diciéndome que se sentía feliz. Me despertaba
llorando. Pase por momentos muy profundos y personales. Luego de varios
intentos y visitas a mi ginecólogo, vuelven a encontrarme focos endometrios
dentro de los ovarios. Es aún más complicado que antes, he estado en la clínica
y he luchado para poder estar sana. Posiblemente tengan que volver a operarme y
tratar de limpiar nuevamente mi cuerpo. Los días no son fáciles, menos con
amigos y familia que sin tener el mínimo ánimo de lastimarme, preguntan
constantemente por mis futuros bebés, me preguntan cuándo llegarán. No había
sido capaz de contarlo hasta hoy, me había faltado valentía y fuerzas para
abrir mi corazón desde un comienzo y contárselo a mi familia y amigos más
abiertamente. reconocer que me ha costado trabajo tener hijos es muy difícil,
pero si estoy luchando por eso. Escribo esto porque este año hay algo diferente
en mí. y es la fuerza que llevo en el alma, estoy decidida a curarme con la
ayuda de mi familia y de Dios. Quiero que las mujeres que están pasando por
esto mismo, NO TENGAN MIEDO. Esta vez voy de la mano de Dios, pegadita a Él,
cerquita de Él. No tengo miedo de reconocer mi enfermedad porque sé que voy a luchar
hasta el último día para vencerla. No tenemos que escondernos ni agachar la
cabeza, porque no somos culpables de esto. Somos seres humanos, somos mujeres y
somos capaces de lograr cosas inimaginables. No están solas en esto, yo también
estoy luchando y la ilusión que vive dentro de mi puede hacerse realidad. Ánimo,
así tardemos los años que tardemos, sólo Dios es el dueño de nuestra vida. Solo
Él puede saber que va a traer a nuestro camino. no están solas, no se rindan
porque vale la pena soñar. ¨
Camila
Palacios
Después
de eso, empezamos a tocar más el tema, hablar al respecto y orar por el
propósito que Dios tenía para su vida. Recuerdo un día que estaba orando por
ella y sentí que Dios me dio una palabra en la biblia, una promesa en Isaías
27:2-6 donde hablaba acerca de su vientre, de protegerlo, hacerlo
fértil y dar fruto.
¨En aquel día, canten acerca
del viñedo fértil. Yo, el señor, lo vigilaré, y lo regaré con cuidado. Día y
noche lo vigilaré para que nadie pueda hacerle daño. Mi enojo habrá
desaparecido. Si encuentro zarzas y espinos en crecimiento, los atacaré, los
quemaré, a menos que vuelvan a mí en busca de ayuda. Que se reconcilien
conmigo; si, que se reconcilien conmigo. Se acerca el tiempo cuando los
descendientes de Jacob echarán raíces; ¡Israel brotará y florecerá, y llenará
de fruto el mundo entero!
Ese día fui hasta su casa, oramos,
y creímos que el milagro llegaría. Después de eso ellos, su esposo y ella,
oraron y sintieron paz con hacer un proceso de IVF fertilización invitro (porque
Dios también obra a través de los tratamientos y los médicos). Comenzó un
camino difícil, pero no tanto como el que ya habían recorrido, hicieron su
tratamiento y tal como Dios lo había prometido, les regalo un niño. Le pusieron
por nombre Benjamín, ya que Cami había tenido un sueño donde había sentido que
Dios le anunciaba que tendría un niño y que ese sería su nombre.
Con esta historia, les quiero
decir que, aunque el camino sea largo y muchas veces difícil, cuando nos
aferramos a Dios y creemos que Él lo hará, el milagro llega. Nunca antes, nunca
después, SIEMPRE EN EL TIEMPO PERFECTO.
No se
cansen de orar, no se rindan ante su sueño, solo Dios tiene la última palabra,
pongan todo en manos de Dios y déjenlo obrar, a su manera y en sus tiempos.
Natalia Ospina
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