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Revelación de Jesús, el Dios viviente

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Siempre creí en Dios, crecí en una familia católica no practicante, creyendo en que la religión era un deber para quienes habíamos sido formados para ser hombres y mujeres de bien en una sociedad que tenía gente buena y mala. Pero, para quienes nos considerábamos buenos, creíamos en Dios y asistíamos de vez en cuando a la iglesia, rezábamos las novenas al final del año, habíamos sido bautizados de bebés, hecho la comunión de niños, y hacíamos nuestro esfuerzo para cumplir los 10 mandamientos. Pero la realidad, es que Dios era un-Dios totalmente lejano, que, para mí, estaba solo en el cielo, donde nadie podía verlo, ni mucho menos escucharlo. Sin embargo, a mis 23 años conocí acerca de Jesús en una iglesia cristiana, y empecé a entender y conectar mucho más con un mundo espiritual que antes no había conocido. Y entre a ser parte de una religión cristiana, que significa ser seguidores de cristo. Ahí, mi vida cambio por completo, mi corazón fue restaurado y mis ojos fueron abiertos. Con...

Tuve un encuentro con Jesús

Por muchos años, le pedí a Jesús que quería tener un encuentro con él, y poder comprender más a fondo el sacrificio que había hecho por mí en la cruz, pero jamás imaginé que sería de la manera en que sucedió. 

 

En octubre de 2022 recibimos por primera vez, un bebé de 11 meses en foster care. Recuerdo que todo comenzó y fue planeado por Dios, desde la llamada inicial.

Era un miércoles a medianoche, cuando sentí que el Espíritu Santo me despertó e inquietó a orar por ese bebé o niño que llegaría a nuestra casa. Y pase varias horas, pidiendo por su protección, cuidado y que fuera Dios escogiéndolo con su mano para tráelo a nuestra casa. 

Al día siguiente a las 8am, estábamos recibiendo una llamada de 4kids ( La organización con la que estamos haciendo foster), diciendo que había un bebé de 11 meses que había llegado a medianoche al refugio, y necesitaba un hogar, entonces habían pensado en nosotros. 

Mientras mi esposo lo escuchaba en el teléfono, me lo decía a mí. Y cuando escuche que a medianoche había llegado al refugio, la misma hora que el Espíritu Santo me había inquietado a orar por ese primer Niño que llegaría, supe que venía De Dios e inmediatamente le dije a mi esposo que dijera que sí. 

 

Colgamos la llamada y teníamos muchos sentimientos encontrados, emoción, nervios, felicidad, miedo. Así que ese mismo día salimos a comprar las cosas que necesitaríamos para él, y al medio día aproximadamente, ya estábamos sentados, en una oficina de paredes de color azul claro, de Child-net (el lugar donde llevan los niños que entran al sistema foster en nuestra zona), esperando a recibir al bebé.

Con mi esposo nos mirábamos y sentíamos que no podíamos esperar a conocerlo. Teníamos demasiada emoción por recibir a un bebé que nos necesitaba en ese momento. 

Después de mucho esperar, finalmente nos entregaron el folder donde estaba toda su información, y vimos su carita en una foto. Hasta ese momento, no sabíamos cómo era, ni tampoco detalles de su historia. 

Recuerdo que lo escuchábamos llorar a lo lejos y en mi cabeza pensé, será un bebé que llora mucho. Unos minutos después, lo trajeron, y fue cuando le lancé mis brazos para cargarlo, e inmediatamente se recostó sobre mi pecho y dejó de llorar, como queriendo descansar y haciéndonos ver, que con nosotros se sentía, en un lugar seguro. Nunca olvidare ese momento porque jamás volvió a llorar de esa manera. Solo necesitaba unos brazos que lo confortaran. 

 

Ahí comenzaba nuestra aventura por tener un encuentro con Jesús y nosotros ni por enterados. (cuando digo nosotros, hablo de mi esposo y yo). 

 

Lo llevamos a nuestra casa, todo el camino sonrió como si hubiera estado con nosotros desde que nació. Nos organizamos, y cuando llegaron nuestras hijas de estudiar, en ese entonces tenían 3 años, se los presentamos. Y también fue un amor a primera vista. Ellas lo amaron desde el primer instante y él las amo a ellas. 

 

Ustedes pensarán que estoy exagerando, pero, fueron momentos demasiado hermosos que atesoro en mi corazón, porque lo difícil viene después. 

 

Pasaron los días y las semanas, y cada día nos adaptábamos más al bebé y él a nosotros. Ajustamos rutinas, pasamos tiempo juntos, y en pocas semanas, sentimos como si él siempre hubiera sido parte de nosotros. 

 

Al mes, celebramos su primer añito, luego sus primeros pasos, y puedo decirles que mi amor por él fue creciendo de una manera exponencial. Era un bebé que siempre tenía una sonrisa en su carita. Al despertarse, al comer, al jugar, al acostarse. Y eso nos hablaba mucho al Corazón, porque en medio de su historia y tanto que había vivido con tan solo 1 año, no había perdido el gozo y le sonreía a la vida. 

 

En ese tiempo, sentí que Dios me ponía a orar por su vida y su futuro, todos los días. Así que, sin dudarlo, ore constantemente por su vida, y todas las noches le ponía una canción de alabanza, llamada la bendición, que hablaba sobre bendecirlo y bendecir sus siguientes generaciones. 

 

Paso el cumpleaños de mi esposo, el de nuestras hijas, navidad, año nuevo y mi cumpleaños. Muchas fechas especiales en un corto tiempo. Y en ese momento, yo puedo decirles que ya lo amaba como a un hijo, pero tenía mucho miedo de involucrar mi corazón, y sufrir el día que se fuera. Pero, sentí de parte De Dios que debía amarlo con todas mis fuerzas, sin condición, y sin pensar en el mañana, solo viviendo ese momento en el que era su mamá foster y lo tenía a mi lado. 

Lo veía con ojos de mamá, sentía su olor de bebé como si fuera mi bebé, lo cuidaba como lo hacía con mis hijas, y en el fondo de mi corazón, no quería que se fuera nunca. 

 

Por algunos momentos, veía niños que se parecían a él más grandes, y me lo imaginaba hablándome y regresando a mí a la edad de mis hijas. 

 

Con esto comprendí el amor De Dios con nosotros sus hijos. Recuerdo que tenía conversaciones con Dios, y le decía, con que esta es la manera en que tú nos amas a nosotros, a todos por igual, sin importar donde nacimos, cuanto dinero tenemos, de que raza somos o cuál es nuestro pasado. 

 

Yo lo miraba y aún no podía creer que era posible amarlo, sin que habiera nacido de mi, y sin saber si se iría o se quedaría, pero, aun así, amarlo como con todas las fuerzas de mi corazón. 

 

Ahí, experimenté el amor De Dios, que ama sin condición de permanencia, y sin esperar nada a cambio. Pues yo amaba al bebé, sin saber si se quedaría, y daba todo de mí, estando dispuesta a perderlo todo el día que se fuera. 

 

En ese tiempo, sentí que Dios siempre me hablo del plan con el bebé y de un gran propósito sobre su vida. Pero no sentía que me dijera cuánto tiempo se quedaría con nosotros o si se iría definitivo. Sin embargo, recuerdo agradecerle a Dios por haberme escogido, y permitirme ser su mamá foster por ese tiempo, le agradecí, porque estaba experimentando ser mamá de un niño varón por primera vez, y tenía la enorme bendición de haberlo conocido.   

 

Pero unos meses después, en una mañana, sentí en mi corazón que Dios me decía, que ya había terminado nuestra misión sobre su vida y que él se iría. 

 

Por momentos pensé que era solo mi imaginación y que no había nada que lo confirmara. Pero unos días después, nos avisaron de un posible cambio de lugar para el bebé, porque un familiar lo estaba pidiendo y haciendo todos los trámites para poder tenerlo. Ahí supe, que mi sentir había venido de parte De Dios. 

 

Nos asignaron una fecha para la reunión donde nos harían saber la decisión final acerca de mover el bebé de casa. Y cuando llegó el día, aún era de mañana y mi esposo y yo, quisimos orar para tener paz y poder pedirle a Dios que hiciera su voluntad y no la nuestra. 

No teníamos muchas palabras para orar y nos sentíamos confundidos y desanimados, entonces mi esposo decidió poner una oración de nuestra iglesia en el celular para poder tenerla de guía. Y la que seleccionó fue aleatoria de un año anterior, sin saber que Dios nos hablaría. 

 

Empezó la oración y nosotros a seguirla, cuando de repente, empieza hablar sobre los hijos y entregarlos en manos De Dios. De poder soltar el control sobre sus vidas y entender que ellos no nos pertenecen, solo llegan por un tiempo y luego viven su propia vida, pero Dios nos llama a estar presentes y actuar por una temporada, pero entendiendo que siempre será Dios quien los cuida, sin importar donde estén.

 

Les digo que las palabras eran tan exactas, que ni orar pudimos, ahí empezamos a llorar y a sentir que era Dios quién estaba usando esa oración para hablarnos. 

 

Y supimos que nuestro bebé foster, si se iría. 

 

Lloramos y lloramos, mi esposo no podía mantenerse de pie y se arrodilló, pero por un momento, se acostó en el piso, no podía sostenerse. Yo lloraba sentada, y termine arrodillada. Sentía que me dolía el pecho físicamente, donde se encuentra el corazón, y que me faltaba el aire para respirar. 

 

En ese momento vino a mi mente, el sacrificio de Jesús en la cruz por nosotros. 

Nos amó tanto, que, aunque no tenía porque hacerlo, decidió morir en la cruz para salvarnos y para borrar nuestro pasado. 

 

Recordé que antes de saber que tendría que hacerlo, fue tanta su angustia que sudo gotas de sangre y le dijo al padre, que si era posible pasara de él esa copa. 

 

Y luego pensaba en nosotros, en que, sin saberlo, estábamos experimentando ese sacrificio en un porcentaje minúsculo. 

 

Que decidimos cuidar y amar a alguien que no nació de nosotros, y ahora lo entregábamos, por amor a él mismo, y pensando en su bienestar, y no en el nuestro. 

 

Luego pensé en el Padre Dios, que, por amor a nosotros, entrego a su único hijo, el más precisado de todos, en la cruz para salvarnos. 

 

Después se me vino a la mente José y María, los padres foster más especiales de toda la biblia. Que, aunque Jesús no era su hijo, lo recibieron como un regalo De Dios, pero sabiendo que habría un plan, y luego viéndolo partir en sufrimiento, por amor a la humanidad. 

 

Y así, en medio de ese llanto, la oración concluye con la canción de la bendición. La que le poníamos todas las noches al bebé antes de dormir. 

 

Ahí nos terminamos de romper, y experimenté a Jesús y su sacrificio de una manera real y personal. 

Sentí que comprendí lo que hizo en la cruz, su sufrimiento, su dolor, su inmenso amor por nosotros, y pude verlo con mis propios ojos. 


En Job 42:5 dice:  ´´De oídos había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos.´´


Sentí que eso ocurrió, había oído de Jesús y sentía que caminaba a mi lado, pero esa mañana, después que Dios preparo el terreno, tuve un encuentro con Jesús, y experimenté el evangelio dentro de mi casa. 

 

Luego, llegó la reunión, nos dieron la noticia, y sin decir muchas palabras, acentuamos con la cabeza. Terminamos la llamada y comenzó mi duelo. 

 

Era un lunes al medio día y el bebé debía irse el viernes.  

 

Creo que llore todos los días, lo miraba sonreír en la mesa, y en mi corazón sabía que se iría, y lloraba, lo veía jugar o extenderme los brazos, y lloraba. Y así, toda una semana recordando que habíamos escogido este camino, que, aunque era doloroso, había sido por amor a un bebé, que no nació de nosotros, pero que su vida valía tanto para Dios, como la valen las 8 millones de vidas que existen, que nos envió como mensajeros a cuidarlo unos meses, mientras su familia podía recibirlo, para evitar que estuviera en un refugio, o en otro hogar foster siendo abusado o maltratado. 

Que pudiera experimentar el amor De Dios a través nuestro, y que las oraciones constantes, marcarían una diferencia sobre su vida. Porque así como empecé a orar esa noche de octubre sin conocerlo, lo he seguido haciendo y lo seguiré haciendo. Porque ya lo conocí y tú no puedes dejar de ver lo que tus ojos ya han visto. 

Así que, aquí tiene una mamá espiritual que clama por su vida y salvación, de día y de noche. 

 

Con el tiempo comprendí, que el bebé debía llegar, pero también se tenía que haber ido. Porque si no hubiera sido por su vida, su amor, y luego su partida, jamás hubiera podido experimentar a Jesús y su sacrificio en la cruz, de la manera en que lo vivimos con mi esposo esa mañana. 

 

Y al final, experimenté el sacrificio con propósito celestial que glorifica a Dios aún en medio del dolor. 

 









Comentarios

  1. Cada día mi admiración por ustedes es más grande, Dios los bendiga grandemente, tienen un hogar hermoso, unas hijas bellas y un corazón lleno de amor. Fue duro separararsen del bebé físicamente, pero será su bebé por el resto de sus vidas.

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