Revelación de Jesús, el Dios viviente

Esta es la tercera entrada a mi Blog, el blog que Dios
me llevo a escribir como su nombre lo dice, en el silencio, el silencio de
buscarlo a él, dejar de hablar y disponerme a escuchar su voz, porque en el
silencio su voz es más audible.
A veces puede ser el silencio en el que Él ´´no nos
habla´´ o en el silencio de realmente quedarnos callados, dejar de pensar y
pensar, dejar de preocuparnos y fijar la mirada en su rostro, los oídos en su
voz y nuestro cuerpo en su presencia.
cuando realmente lo hacemos empezamos a ver como sus
ojos están puestos en nosotros y en nuestras situaciones, como su voz está
hablando directo a nuestros oídos y como su presencia nos rodea y nos guía a la
dirección correcta.
eso fue lo que me paso a mí, cuando decidí callar y
escuchar su voz...
Crecí en una familia disfuncional, unos padres
amorosos pero alejados de Dios, dos hermanos mayores a quienes amo con todo mi corazón.
Por situaciones de la vida, tuve un incidente cuando tenía 8 años que marco mi
vida, mis padres se separaron cuando cumplí 15 años y cada miembro de mi
familia tomo un rumbo diferente. Quedando yo en un limbo, perdida, sin conocer
a Dios y con muchos temores e inseguridades. (podrán leer mi historia
completa en mi testimonio, esto es solo para resumirles mi vida un poco).
A medida que fui creciendo, mi corazón se endureció,
no creía en el amor y mucho menos en un matrimonio que funcionara, no creía en
un pacto para toda la vida y pensaba que no me arriesgaría a casarme para
luego divorciarme y mucho menos a tener hijos para que luego sufrieran lo que
yo sufrí, así que ese tema lo deje a un lado y tome la decisión de disfrutar la
vida y ser muy feliz.
Al final fui muy feliz estando soltera, sin hijos y
disfrutando las cosas que ofrece este mundo, Fin. jaja ¿creyeron que terminaría
así?, ¡pues No!
Después de tener un encuentro con Dios y entregarle mi
vida entera, como Él suele hacer, entro a mi ´´mundo´´ y empezó a cambiar todo,
incluyendo mi situación sentimental. Puso en mi vida un hombre increíble, quien
lo amaba, ya lo conocía y era su seguidor. Poco a poco me fue acercando a Él,
hasta que un día me mostro que sería mi esposo, ( no fue una voz que bajo del
cielo, solo lo sentí en mi corazón, era algo tan fuerte que no podía evitar
pensar en eso, pero la verdad era que yo no quería casarme, pero ese
sentimiento no se iba) . Así que finalmente me llevo a comprometerme, con mucho
temor, con incertidumbre, y sin saber que vendría más adelante, después de 2
años de noviazgo decidí creerle a Dios y dar ese paso de Fe. No puedo negarles
que tenía pánico, nunca había visto, o vivido una relación que fuera la
voluntad de Dios y lo incluyera a Él en todo sentido, nunca había creído en
el amor y mucho menos en un matrimonio para toda la vida. Pero en los pocos
años de conocer a Dios, a través de mi novio en ese tiempo, me enseño que el
amor es una decisión, no un sentimiento, que así como decidí aceptar en mi
corazón y amar a Dios por encima de las circunstancias, así mismo el día que me
casara, debía tomar la decisión de amar a mi esposo toda la vida, aunque
habrían días donde no quisiera verlo, no quisiera abrazarlo, situaciones
difíciles, enfermedades o momentos donde quisiera salir corriendo, debía
recordar esa decisión que había tomado alguna vez y mantenerme, debía ir a Dios
todos los días y pedirle de su amor para darle a mi esposo, porque muchas veces
no me iba a fluir, por eso debía ir a la única fuente inagotable de amor
llamada Dios.
Así que acepte y me case con el hombre que Dios había
escogido para mí, no con el hombre que yo pensaba que era mejor para mí.
Puedo decirles que Dios supo como sorprenderme, y
enseñarme que, aunque los que me rodeaban no habían tenido un matrimonio
´´perfecto´´ eso pensaba yo... porque es lo que el mundo nos hace creer. Él si
podía darme y enseñarme a tener un matrimonio ideal, no perfecto, pero lleno de
amor, de respeto, de unidad, de momentos buenos y también difíciles, pero en
cada uno de ellos, viendo la mano protectora y poderosa de Dios. Pude ver con
mis propios ojos de lo que tanto hablaban, de tener a Dios en el medio, de
llenarnos del amor de Dios para darle al otro todos los días, de dar un 50% y
50% pensando en hacer feliz al otro, lo que lograría que los dos siempre
estuviéramos recibiendo de parte del otro. Pude ver como cada uno de nosotros
no debíamos tener todo listo (casa, carro y beca) como el mundo lo pinta, sino
que pudimos construir poco a poco, escalón por escalón y aún seguimos
haciéndolo. Pude ver, que existían los momentos difíciles, las enfermedades,
los problemas y las peleas entre los dos, pero también pude ver que no había
situación, problema o pelea que Dios no pudiera resolver. Siempre me
preguntaba, cómo hicieron mis papás para durar más de 20 años sin Dios en el
medio, cómo hacen las parejas que duran años y años sin conocer a Dios e
involucrarlo en su matrimonio, ¡Wow! me les quito el sombreo, porque yo
descubrí que el matrimonio fue creado para 3, nosotros dos y Dios en el centro.
Luego de llevar 3 años de matrimonio, Dios empezó
hablar nuevamente, esta vez sobre un tema del que yo no quería hablar, y me
daba pánico, igual que el matrimonio, de pronto un poco más. Ese tema era,
Los hijos,
¡Oh, Dios!, este tema si No,
Déjame tranquila un tiempo más…
Hablamos el próximo año sobre esto…
No por ahora no...
Mmm eso no es para mí…
Me estoy inventando esto…
Eran cosas que yo pensaba, le decía a Dios y me decía
a mí misma tratando de evitarlo.
Pero como Dios es tan perfecto y espectacular. Él
tiene un plan, y así como sabía que el matrimonio era lo mejor para mí 3 años
atrás. Este era el momento de agrandar nuestra familia y de darme más amor del
que ya me había dado.
Así como con el matrimonio, empezó a hablar, empezó a
derrumbar tantos prejuicios, miedos, inseguridades, él hablaba, hablaba y
hablaba del tema. ¿Cómo lo hacía?, a través de personas, de situaciones, de su
palabra (la biblia), y hablo a mi corazón como lo hizo cuando me mostro que
David iba a ser mi esposo, insistió tanto que un día ya cansada del tema, pero
no pudiendo evitarlo más, me encerré a orar y le dije: Dios, ¿Qué es lo que tú
quieres con esto?, ¿Porque insistes tanto en un hijo, porque ahora? ¿Porque no
en unos años? ¿Porque yo?, y Dios me respondió:
´´Tu corazón estaba duro como una piedra a raíz de
todo lo que habías experimentado, cuando me conociste tu corazón volvió a ser
un corazón de carne, poco a poco lo fui sanando y transformando, hoy en día,
amas a las personas, amas servir, me amas a mí y estás llena de amor. Pero, para
que mi plan en tu vida se cumpla y tu corazón sea totalmente transformado, hace
falta un toque, un pequeño toque, como cuando le pones a una torta la fresa
final, y ese toque es tu propio hijo. El día en que te conviertas en Madre, tu
corazón será totalmente transformado y podrás conocer el amor verdadero, el
amor de un padre hacia un hijo, podrás conocer cuánto te amé, te amo y te amaré.
Ese hijo será el sello que pondré en tu corazón. Te he usado y te seguiré
usando, pero para ello necesito que me obedezcas y confíes en que mi plan es
perfecto y solo quiero lo mejor para ti. ´´
En ese momento, entendí que Dios me llamaba una vez
más a ser obediente, a confiar en Él y creerle que su plan siempre será mejor
que nuestro plan. Así que decidí dejar de escuchar mi mente, las personas que
me rodeaban, lo que decían sobre los hijos, lo malo, lo bueno, lo costoso. Decidí
cerrar mis ojos y tapar mis oídos a todo lo que me hablaba sobre el tema de los
hijos que no viniera de Dios, decidí hacerle caso y confiar en él. Aún con
temor, pero Dios me llamaba a dar ese paso de fe, a creerle, aunque yo no me sintiera
lista, porque muchas veces esperamos tener la vida ´´perfecta´´, o como
nosotros pensamos que debería ser en el momento en que tomemos la decisión de
traer un hijo al mundo. Pero recuerden, lo perfecto es enemigo de lo bueno, y nuestro
mundo el día de hoy, no le apuesta a los matrimonios, no le apuesta a tener
hijos que no se pierdan y no le apuesta a las familias llenas de amor que se
mantienen juntas a pesar de las dificultades. Pero el plan de Dios es la
Familia, los matrimonios unidos, y una descendencia que siga llenando la tierra
de más personas que si creen en Él. El enemigo quiere acabar con el matrimonio
y con la familia, porque conoce la bendición que esto trae, así que se encarga
de meternos temor, de meternos ideas en la cabeza que nos alejan de la voluntad
de Dios, de hacernos pensar en que solos estamos mejor.
Por eso hoy te digo, no importa lo que hayas vivido,
no importa lo que el mundo te diga, no importa lo que tu mente crea, no importa
cuánto temor tengas, solo créele a Dios, cree en su plan, en su amor
infinito e incondicional por ti. No sé a qué te está llamando Dios hoy, pero da
ese paso de fe, y confía en que sus planes siempre son mejores que los nuestros.
Mi plan era uno, pero el de Dios era otro, decidí creerle, y oh sorpresa, mi
mente estaba limitada a un plan simple para mi vida, pero Dios tenía un plan
enorme, increíble y 100 veces mejor que el mío.
Natalia Ospina Acevedo
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